Wednesday, January 14, 2015

 
LA ATALAYA EMISORA DE RADIO
 
GORLIZ 21.00-23.00 h. 14/1/2015 BILBAO
 
 
 
Magazine cultural donde tú eres el protagonista.
Literatura, música, cine, moda, noticias, debates y agenda cultural.
 
Buenas tardes a todos: hoy vuelve a emitirse LA ATALAYA después de las fiestas navideñas. Contaremos como siempre con la colaboración de Jon Casamayor y su sección de Cine al Día, donde nos dará a conocer las últimas noticias del Séptimo Arte y la Taquilla. También el escritor Jose Luis Urrutia con la sección Guiños Curiosos que tan "embelesados" tiene a nuestros oyentes -por lo que nos hacen llegar, dicho sea de paso- y música, Recomendaciones Literarias,Noticas y Agenda. Pero EL PLATO FUERTE LITERARIO de hoy son las dos entrevistas que he preparado: Estarán con nosotros las escritoras TERESA ITURRIAGA OSA y BLANCA LANGA. Ambas escritoras de relatos, poesía y activistas culturales. Nos hablarán de sus obras, de sus viajes, de sus experiencias culturales e interculturales. Dos "pesos pesados" de las letras, en Canarias y en Aragón respectivamente. Felicidades a ambas por sus obras y ¡sube a La Atalaya -tu atalaya- para otear el horizonte poético y literario que te ofrecemos hoy! Os espero. 
 
 
 
 
 
 
URIBE fm 107.8
 
 
 
 

Tuesday, January 13, 2015



ENTRE JARAS, SABINAS Y RETAMA


I

Antenas abiertas

Doce árboles crecen sin cesar en un bancal,
mi oído escucha el crujido de las yemas.
Allí el sabor de la salvia y del romero marino,
bajo el bosque elbano las jaras
tejen su seda, un crisol de perfumes,
abejas y luciérnagas
llenan las despensas de miel y luz
en su orden frenético.

El otro extiende su antena de larga frecuencia
y entran, entran los sonidos, flautas de pan,
colores de la cordillera andina.
Me lavan la cara los dioses
con agua de manantial y nieve de siglos.
Suave es el balido de las llamas del Sajama.
Allá una madre reúne a su ganado
mientras besa los tatuajes de su hijo.

Uno y otro se abren dentro
hechos de arena y corazón...
¿Ves cómo se abrazan en mi pecho?
¿Cuándo regresarán las aves del lenguaje
con noticias de feliz sobresalto?
Ya vienen lloviendo agua,
siento su palpitar acurrucado en las nubes,
pronto su espacio será día.


Un aquí y ahora se balancea sobre mí,
abre mi espalda, la sonrisa
se me escapa hacia el horizonte.
Este tintineo de pulseras tal vez llegará
hasta el lecho dónde duermen las orquídeas.
Espero y sueño. Sueño y vivo. Me basta.
Y nadie, escúchame bien,
nadie podrá robarme esa belleza.



II

Tecla a tecla


Sonaba el piano
bajo la lluvia de marzo,
un ahogo sin cesar de viento húmedo
en la cumbre canaria.

El bosque de laurisilva,
eco de hazañas,
verbo de luces.
Sus cenizas, lecho, pinocha,
ayer olor, crujido de abrazos, tul.
Dedos ciegos
me inyectaron el vino
y el inminente descanso.

No gimió la misma melodía
en mis ojos y en los tuyos...
las teclas me grabaron un limbo
con gotas de uva, cosecha del reproche.

Abeto negro me querías,
pero no me encontraste.
Corrí y corrí, huí de la espesa niebla,
esa que recorre el cuerpo
en busca de inocentes.
Jamás los ejércitos de la culpa
arrojaron un vertido
en mi corazón.

Y así te hincó la noche su diente
como hinojo solitario.
A nadie le duelen los pasos
entre la retama en flor.



III


Sabinal de arena


Sombras de arena y hojas
cubren el cuerpo del silencio.
Es recuerdo y es presencia.
Espacio.
Sube las horas un vendaval de apretado riesgo.


Tú, en disfraz de algodón púrpura,
enrocas los confines del instante...
yo, apaciguo el latido de la espalda
y recojo tu cintura
en mi abrazo de sabina.

 

Silban los vientos frente al mar,
testigo su velero estático
ancla el tiempo.
Un horizonte de grises y azules,
se reflejan mil espejos.


Sobre el banco meces la vida,
das saltos hacia delante,
te espero, duermo.
Tu mano cabal de distancia
esboza una gaviota en mi línea del porvenir.


Una bandera de sigilo te tapa, nos tapa,
nos recoge del suelo.
En ese muro de susurros...
bajo el ala de tu sombrero,
dos piedras tatúan el beso.

 

***

 

Teresa Iturriaga Osa
 
 
-----
 
 

Friday, January 9, 2015


NUEVA COLECCIÓN 2015 de Elen&Co.
 
 
 





Por debajo de las nubes, por encima del zarzal... 
 


¿Cuánto y cómo l@ quieres?



Díselo con los objetos que hago.



Un taller nacido de mí misma, en mi casa, en mi sitio, para ti. Aquí lo hago todo con cariño, todo diferente entre sí, como somos las personas.





"Laino guztien azpitik, sasi guztien gainetik"... zenbat eta nola maite duzu? Esan iezaiozu egiten ditudan gauza bitxiekin.


Elen&Co, nire izatetik sortutako taillerra, nire etxean, nire lekuan, zuretzat.


Maitasunez egiten ditut bertan gauza guztiak, bata bestearengandik desberdinak, pertsonak izan oi garan bezala.

 
 

 



Todos los objetos los hago en mi taller, en casa, y surgen de la idea de "hacer regalos" u objetos personalizados. Todos están hechos con madera reciclada (pales), con cariño y con ilusión, porque la persona que los reciba se llevará una sorpresa al sentirse querido por quien se lo entrega.






 
Cada objeto es una manifestación de amor.

No son perfectos, porque la verdadera belleza está en dar todo lo que somos y, en ese abrazo, se desnuda y se muestra la transparencia de la imperfección.




 
 
 
Elene Lizarralde
 
Multifacética creadora, ha recibido numerosos premios como reconocimiento a su extensa labor en el ámbito periodístico y cinematográfico. Ha sido directora, redactora, guionista y presentadora de programas de televisión en los grandes canales de difusión nacional ("Megatrix", "La merienda", "Tras, tres, tris" en A3 TV; "Terminus", "Denbora pasa", "Hitz eta pitz", "Gaur egun", "Plaza berri" en ETB, etc.)
 

 
 


Autora del blog: www.hablemosdoctor.com/


Para encargos contactar con Elene en:

 elenelizarralde@gmail.com



 



Monday, January 5, 2015


CUENTOS AFRICANOS

“Más grande que el león”


Traducción de Teresa Iturriaga Osa







 

A la liebre no le gustaba el león. Cada día, el león solía rugir mientras merodeaba por la maleza y eso asustaba a todos los animales más pequeños que él, porque tenían miedo de que el león se los fuera a comer. El león rugía incluso en los momentos en que no tenía hambre, como si dijera:

-No existe ningún animal más grande que yo. Todos los animales deberían inclinarse ante mí.

Ciertamente, no existía ningún animal más fuerte que el león, aunque puede que la excepción fuera el elefante. Pero el elefante era una criatura de carácter tímido que no molestaba a nadie y que nunca solía desplazarse por ahí echando rugidos. Además, en el caso de que fuera atacado por un león, no hay duda de que el elefante retrocedería antes que quedarse y luchar contra él.

Al final, la liebre decidió que debía hacer algo para terminar con la constante chulería del león. Pensó y pensó durante varios días hasta que le llegó una idea, justo cuando ya estaba a punto de reconocer que no había nada que hacer. En ese momento, brincó de júbilo como suelen hacerlo las liebres en las primeras horas del día y se dijo a sí misma:

-Ay, león, te vas a arrepentir de tus faroles.

Cuando el león vio que la liebre se dirigía hacia él, éste se incorporó levantándose de sus patas y soltó un rugido tremendo. La liebre sintió que la tierra temblaba bajo ella y, por unos instantes, se planteó si no sería mejor echar a correr hacia su casa. Sin embargo, la liebre fue acercándose al león mientras los rugidos seguían retumbando como truenos en sus oídos.

-¿Pero cómo te atreves a acercarte a mí de esta manera? -gritó el león al ver aproximarse a la liebre- ¿Pero es que no sabes quién soy? ¿No sabes que soy la más poderosa de las bestias?

La liebre se levantó y dirigió estas palabras al león:

-Oh, león, yo sé que eres una bestia con mucho poder y, por eso, te temen todos los animales que habitan en la maleza.

El león parecía estar encantado de escuchar aquellas palabras, así que bajó un poco la voz y le dijo:

-Bien, veo que tú al menos me muestras el respeto que me merezco; pero, dime, ¿qué te ha traído hasta aquí?

La liebre observó al león con mucho cuidado, sabiendo que sus palabras, a continuación, iban a ponerla en peligro.

-He venido a decirte... –prosiguió- que existe una criatura más grande que tú.

Al escuchar estas palabras, el león rugió de nuevo –fue el rugido más grande de todos los que había escuchado la liebre hasta ese momento. Le pareció como si el ruido le hubiera derribado al suelo, así que la liebre se encogió de miedo hasta que el león se quedó sin aliento.

-Entiéndeme... yo no he venido a insultarte –le dijo respetuosamente-, yo sólo quería que lo supieras.

El león se quedó mirando muy fijamente a aquella diminuta criatura que tenía ante él y le dijo:

-Muéstrame a ese animal. Déjame ver quién es.

La liebre respiró aliviada y le respondió:

-Puedo mostrártelo, sí, pero sólo podrás verlo en una casa.

El león, furioso, soltó un rugido amenazador:

-Pues iré a esa casa, ¡llévame allí inmediatamente!

La liebre condujo al león por un sendero hasta la casa que había preparado expresamente para él. Al llegar allí, le señaló la puerta principal por donde debía entrar, diciéndole que después vería a la criatura que era más grande que él.

El león dio un salto decidido en dirección a la casa y, entonces, la liebre lo siguió rápidamente hasta la puerta. Una vez dentro y, al ver que estaba a salvo, la liebre cerró de golpe la puerta de la entrada y se quedó esperando fuera. Al instante, resonó un puñetazo desde el interior de la casa; era el león que aporreaba la puerta al darse cuenta de que lo habían encerrado. Entonces, gritó:

-¿Dónde está esa criatura? ¡Tráemela ya de una vez!

-Tranquilo, la verás pronto. Sólo tienes que esperar –le gritó la liebre desde fuera.

El león volvió a entrar en la habitación trasera de la casa y allí se echó sobre el frío suelo de piedra. Esperó todo el día y toda la noche. A la mañana siguiente, la liebre llegó a la casa y gritó al león desde la puerta:

-¿Ya has visto a la criatura?

Desde el interior de la vivienda, le llegó el sonido del rugido del león. Éste le respondió:

-No, yo soy la única criatura de este lugar.

-Te prometo que vendrá. Tú sólo espera -dijo la liebre.

Un día más tarde, a la misma hora de la mañana, la liebre volvió a la casa y gritó de nuevo al león desde fuera:

-¿Ya ha venido?

Esta vez, el león parecía estar muy enfadado y, con un rugido, le dijo que no, que allí no había ido nadie y que le dejara salir, porque ya estaba más que harto de aquella historia. Pero la liebre no hizo ningún caso de su griterío, al contrario, aquella situación le daba risa. Y le replicó:

-Sólo tienes que esperar, tu visitante llegará a tiempo.

Pasaron unos cuantos días y la liebre no volvió a aparecer, hasta que, finalmente, regresó. Al principio, cuando la liebre llamó al león, no salió ningún sonido del interior de la casa, de manera que la liebre gritó:

-¡León! ¿Estás ahí?

Al cabo de unos minutos, la liebre percibió un sonido que provenía de la habitación del fondo de la casa. Esta vez no se trataba de un gran rugido, más bien se diría que era la voz de un pequeño roedor, un sonido similar al de los habitantes que se resguardan entre las hojas y ramitas de la maleza. Entonces, la liebre abrió la puerta con mucha precaución y entró en la vivienda.

Allí encontró al león que yacía sobre el suelo de la habitación trasera. Tenía la lengua fuera, estaba muerto de sed, y se le marcaban las costillas a ambos lados del cuerpo. Estaba tan débil a causa de los días que había pasado allí sin comer ni beber que se sentía incapaz de levantar la cabeza para mirar a la liebre. Sólo movió sus ojos cuando la liebre se le plantó delante y ésta le habló mirándole a la cara.

-Ya, ya veo que tu visitante ha venido –le dijo la liebre-, por fin ha venido esa criatura que es más grande que tú.

Los ojos del león se abrieron ligeramente.

-Dime quién es él –preguntó a la liebre con un débil hilillo de voz.

Entonces, la liebre se echó a reír y le respondió:

-Es el hambre.


[Alexander McCall Smith, “Greater Than Lion”, del libro The Girl Who Married A Lion, una recopilación de cuentos tradicionales africanos de Zimbabwe y Botswana. Canongate Books, Ltd, Edinburgh, 2004, pp. 145-149. Traducción y fotografía de Teresa Iturriaga Osa]