Wednesday, October 31, 2018



Lavirotte al azar

Teresa Iturriaga Osa




Es el misterio de Tiau... la supresión de las manchas, la entrada en el Valle misterioso cuya entrada se desconoce; esto da el verdor al corazón del difunto, prolonga su marcha, le hace avanzar y le hace forzar la entrada del Valle para penetrar en él con el dios... Los dioses se le acercarán y le tocarán, pues será como uno de ellos.

Libro de los Muertos, cap. CXLVIII, 5




De regreso a la historia bajé precipitadamente las escaleras de l’Odéon enredada en el laberinto. En uno de los giros de caracol, levanté la vista hacia el techo del antiguo Teatro de la Emperatriz y observé la fabulosa pirámide egipcia. El punto de fuerza desde dónde se organizaba el ritmo del universo me absorbió, los electrones ondulantes salieron de mi cuerpo y ascendí a otro nivel; y, en ese mismo momento, al cambiar de escalón, me topé con él, con Jules-Aimé Lavirotte.

Sucedió el año pasado. Hacía mucho tiempo que no nos veíamos y no esperaba encontrar tantos cambios en su rostro, en sus formas... pero los hubo. También en el traje. Esta vez era sintético, azul metálico. Siglo XXI puro y duro. Él, por su parte, al mirarme -estoy casi segura- desde sus cuatro puntos cardinales, no me reconoció. Probablemente, mi apariencia era distinta… Con un traje de chaqueta color gris perla y mi corte de pelo a lo garçon, yo pasaba desapercibida de la mirada profana, mi nuevo estilo encajaba muy bien con los “progres” de la sociedad parisina. ¿Quién podría atribuirme hoy rasgos de condesa en el gran Teatro de Europa? Me dirigí hacia él, estaba apoyado en la barandilla con su gesto inconfundible, como esperando a alguien… Iba a presentarme, a decirle quién era, revelarle mi verdadera identidad y mi misión en esta época, pero justo llegó el momento del descanso y la multitud salió desenfrenada antes de que yo pudiera pronunciar una sola palabra. Entonces, lo perdí y un silencio gélido me recorrió el espíritu, cansado de vagar un siglo entero buscando sus huellas de acacia. Claro que podría ser el verdadero, el portador de la vida flamígera que conocí en sus ojos, pero algo no encajaba en mi rompecabezas (nada como estar casada, te salen todas las novias, me advirtió la vidente argentina). Seguí avanzando entre la jauría que se agolpaba en el bar con una sed de zahorí loca en busca de un vaso de agua, y, entonces, una actriz que corría hacia su camerino me gritó que no, que cuidado con las imitaciones, que llevaban dos semanas buscando al actor principal y que no me fiara de los clones que allí había. Ya. Comprendí que todos querían confundirme. Mascota o lírico reclamo, eso daba igual. Y como yo aún creía en las palabras de apariencia lunar, decidí entregarle una carta al portero del teatro, quizá él descubriera algo de su paradero. Lavirotte… al azar.

  • Soy Mme Montessuy. Si alguien pregunta por mí, désela, por favor. Mi número de móvil está en la tarjeta.

Jules no llamó, quizá no era consciente de su verdadero nombre, pero yo tenía que encontrarle como fuera. Incluso pensé en atraerle hacia mí con la voz de la salamandra dorada del Pont Alexandre III -la Clé d'or est l'application quotidienne dans la flamme du cœur-, sin embargo, no lo hice. Había que respetar las coordenadas de lo inverosímil, permitir que se dieran las circunstancias, el sentido y la altura del tiempo, un viento favorable. Entretanto, nadie sabe cómo llovió sobre mi corazón. Por el Sena pasaron las barcas de Isis y los meses en vano, mientras yo seguía tocando de puerta en puerta, por bellas casas y palacios, para encontrar su huella curva, la horma de mi zapato… La carta era el filtro, el zapatito de cristal hecho a medida para mi Valle del Nilo:


Desde el hielo infinito, beso el fuego más intenso, me quemo, amor. El mundo despertará cuando deje de mirar por el oscuro de esa calavera que le engaña. Tú me enseñaste cuál es el horizonte. Dame la mano, siente el calor de la sangre. Tejidos, huesos, vísceras, de eso se compone el milagro, me dijiste. Aún tiemblo. Yo no sé a qué estás esperando… Yo no sé cuánto tiempo más te estaré esperando… Yo no sé si resistiré quererte tanto. Ven a buscarme a l’Odéon.

                                                                 Y.




Teresa Iturriaga Osa (Palma de Mallorca, Espagne, 1961)

Docteure en Traduction et Interprétation par l’Université de Las Palmas de Gran Canaria, a fait de la ville insulaire de Las Palmas sa ville adoptive depuis des années. Présente dans plusieurs domaines (littérature, sociologie, journalisme, tourisme), son activité scripturale l’a amenée à participer à de nombreux séminaires relayant le sujet de la femme actuelle et ses revendications, ainsi qu’à des projets interculturels et européens. Auteure de plusieurs ouvrages en prose et en poésie –nombre de ses poèmes sont recueillis dans des anthologies poétiques–, Teresa Iturriaga Osa a su conquérir un public enthousiaste aussi bien en Espagne qu’à l’étranger où elle s’est fait connaître.



Sunday, October 28, 2018





Galope de luces




Teresa Iturriaga Osa






Corrían desbocados mis caballos
en ceguera de espejos rotos.

[días

meses

años]

Pasó a mi lado un gesto viril y ensordeció la rutina,
me raptó de la silla.

[noches en vela

esencias

perfumes]

Sus dedos bailaron un tango,
deslizó musgo, liquen por mi vestido satén.

[pose

trazo

melodía]

Y resbalé en su mármol pulido de luces,
girando y girando arañas de cristal.

[estallaron pompas

sabor a caviar

¿viste el resplandor?] 


Wednesday, October 17, 2018


QUE SUENEN LAS OLAS


Colección de relatos

Mujeres que escriben 

en Canarias y Marruecos




Prólogo
de Teresa Iturriaga Osa


Conocí a la escritora y periodista marroquí Leila Chafai un día de mayo, en la Plaza de las Ranas, quería hacerle una entrevista sobre la literatura femenina en Marruecos. Susana Guzner me había llamado la víspera para decirme que acababa de escucharla en una conferencia organizada por Dolores Campos-Herrero en Las Palmas de Gran Canaria y le había pedido su número de móvil para que nos pusiéramos en contacto. Así ocurrió, de manera espontánea y vital, como a veces ocurren las cosas en sus novelas, historias forjadas al ritmo de sus más “insensatas geometrías”. Bien, me gusta que llegue lo inesperado, pensé al colgar el teléfono. Después, dirigí el ratón hacia el navegador y la busqué para preparar mi entrevista. Nada... un artículo, una conferencia, poco más en el grandioso mundo de Internet. De forma automática, introduje las palabras mágicas “Literatura femenina en Marruecos” y convoqué a las hadas del google. Ellas vinieron a mí al instante, locas por mostrarme sus tesoros, velados enigmas que fui descubriendo con paciencia de internauta de la noosfera. Entonces lo leí: “Nos equivocamos cuando decimos que el azar no existe. Porque cuando te ofreces una hora para vagabundear sin fijarte una meta concreta, creas ya un territorio en el que el azar puede manifestarse”. Y esas palabras de Fátima Mernissi resonaron en mi corazón durante días hasta que algo se transformó en mí completamente.

Durante la entrevista, de repente, se nos había ocurrido la posibilidad de una publicación conjunta de relatos escritos por mujeres que viven en Canarias y Marruecos. El azar había encontrado un resquicio para crear mientras todo iba ensamblándose poco a poco como por arte de magia. Hablamos con Lola Campos, que contactó con un grupo escritoras e ilustradoras encantadas de participar en el proyecto; Leila, por su parte, encontró sus flores en Marruecos. Entonces, el título nos llovió desde el oeste como un don de alma sensible, que envuelta entre cuatro glorias pronunció: “Que suenen las olas”. Eran palabras de poeta. Nacía así una colección de relatos inspirados en paisajes cercanos en la geografía, rozados por un mismo océano, pero alejados por miles de kilómetros de historia y de cultura.

Las autoras de las dos orillas han dedicado este libro a las mujeres de todas las culturas del mundo, insistiendo en la importancia de potenciar la escritura femenina como puente de diálogo entre culturas. Desde el primer momento, la publicación fue del interés de Magaly Miranda Ferrera, directora de Obra Social de La Caja de Canarias, a quien agradecemos su colaboración en este proyecto intercultural.


Desde Canarias:
  • Berbel, Edelmira... ¿Me oyes?. Ilustración La fortaleza del desierto, de Marta Vega.
  • Dolores Campos-Herrero, Entre todas las mujeres. Ilustraciones María y María y cúpula, de Sira Ascanio.
  • Susana Guzner, La náufraga. Ilustr. de Cheres Espinosa.
  • Teresa Iturriaga Osa, Tu nombre es Véronique. Ilustr. de Cheres Espinosa.
  • Macarena Nieves Cáceres, Mujeres de sal. Acción fotográfica de M.N.C., proyecto Picacho.
  • Cristina R. Court, Un ángel en Aid el-Kebir. Ilustr. de Carmen Llopis.

Desde Marruecos:

  • Latifa Baqua, La habitación de al lado.
  • Fatima Bouziane, De Tom y Jerry a Tom Cruise.
  • Leila Chafai, Algo parecido al asombro.
  • Latifa Lbsir, ¡Tengo miedo de…!
  • Rabea Rayhane, El último dolor es un cuadro.

Las fotografías e ilustraciones que acompañan los relatos árabes son de Isabel Conde Ibarra y la portada del libro es obra de la pintora Leonor Härdi. Las autoras de Marruecos escribieron sus relatos en árabe y, posteriormente, Leila Chafai los tradujo al español. Y quien escribe estas líneas se encargó de la coordinación, revisión y adaptación de esos textos traducidos por las posibles pérdidas o errores de sentido que pudieran producirse en el paso de una cultura a otra.

En cuanto al contenido de esta colección de relatos, podría decirse que se abordan temas actuales de la vida íntima y onírica de las mujeres de todas las culturas. Es una selección de textos de escritoras de todas las edades y estilos en la que se muestra una forma de trabajar desapegada de los roles culturales de género. El campo de la literatura es tan amplio y diverso que parece absurdo reivindicar el género de la obra artística en el siglo XXI; sin embargo, seguimos comprobando cómo casi todos los escritores actuales de Marruecos son hombres y, en ese sentido, debemos admitir que en Occidente también quedan muchas telarañas.

Pero, felizmente, dentro del discurso moderno y contemporáneo islámico, se va abriendo un nuevo contexto de esperanza en el marco de los asuntos referidos a las mujeres musulmanas. Las reglas del Islam y sus principios también van adaptándose a los nuevos tiempos. Por ello, el rasgo caracterizador de estos relatos -tanto en español como en árabe- es la voz clara y espontánea de sus autoras, que se expresan con la sabiduría de una madurez que hace añicos las bases que sostenían la ingenuidad del modelo de mujer tradicional. Su escritura está llena de la profunda dimensión de lo femenino como algo totalmente biológico, emocional, humano hasta los huesos, ésa es su virtud. En efecto, las autoras insisten en dar a sus personajes la fuerza de su verdadera manera de ser, y, al darles esa transparencia esencial, el monólogo interior que nos ofrecen revela una escritura de gran profundidad psicológica. Por un lado, la mujer árabe presenta una fuerte complejidad desconocida para el mundo occidental, derivada de su implicación profunda en la vida real y cotidiana de las ciudades y los pueblos de Marruecos. Por otro lado, las autoras de los textos españoles también reúnen en sus figuras literarias la complejidad de una personalidad que dista mucho de ser un paisaje trillado y uniforme. Sin ese trasfondo psicológico, unas y otras experiencias son imposibles de comprender en esta colección de relatos breves que ordenan y dirigen el universo multicolor femenino.
Es muy importante difundir el conocimiento de las culturas a través de las voces de mujer. Este abrazo literario y artístico podría abrir un camino de intercambios fecundos entre Canarias y Marruecos. Por ello, dejemos hablar al mar y que suenen las olas por donde quieran.



Leila Chafai y Teresa Iturriaga

Wednesday, October 3, 2018





Sfumato



He cerrado las puertas del Château de Bellechaise
para tomarme un respiro...

Se me habían colado dentro
demasiados invitados sin tarjeta
y, desde el patio,
aún escucho los rugidos,
un espanto de ira seca
resopla a la salida de una almena
fría y rotunda como un portazo.

Y ya tengo una cierta edad e inteligencia
para jugar muy bien a las damas
y no a las muñecas.

Extremadamente delicada en la técnica,
cocino un sfumato de orquídeas temblorosas
sin contornos.

Me precede un aroma de dulce vaguedad,
una mirada floral en horizontes perdidos,
una lejanía de tul vaporoso que me salva la vida,
pinto naturaleza muerta en la lumbre
y aspiro el humo más allá de la frontera,
me basta y me cubre con varias capas
esta piel otoñal. 


Teresa Iturriaga Osa



Monday, October 1, 2018


Gran recital poético del 

Festival Hispanoamericano de Escritores






CON LA PARTICIPACIÓN DE

Valeria Correa Fiz
Cecilia Domínguez Luis
Santiago Gil
Ricardo Hernández Bravo
Teresa Iturriaga Osa
Elsa López
Maiki Martín Francisco
 Alba Sabina Pérez
Ernesto Pérez Zúñiga
Anelio Rodríguez Concepción
 Alberto Ruy Sánchez
Ernesto Suárez


EN EL LLANO ARGUAL 
(FRENTE A LA CASA MASSIEU), 
ISLA DE LA PALMA, SEPTIEMBRE, 2018.



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