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🍇María Del Río Iturriaga 🌿
🍊Pasión de chef🍒
—María, supongo que tu ambiente familiar, inmersa en la hostelería de alto nivel y la cocina de autor de tu abuelo, influyeron en tu destino. ¿Qué sientes cuando cocinas? Cuéntanos.
M.—Efectivamente, la pasión familiar por la cocina me llevó a la convicción de que también era mi camino. Mi abuelo materno de origen vasco, el chef Juan José Iturriaga, fue para mí un gran maestro. Pionero de la cocina creativa desde los años sesenta, con premios nacionales en Francia y en España, revolucionó la gastronomía de la jet set en Mallorca al frente del famoso Castillo Hotel Son Vida, propiedad de los Príncipes de Mónaco durante más de una década. Me emociona recordar que en mi infancia veía siempre a mi abuelo trabajar sin descanso con su chaquetilla blanca en el Restaurante Iturriaga de Bilbao, donde obtuvo con orgullo su Estrella Michelín. Por eso, su legado corre por mis venas al sentir la cocina como un arte. Inspiración. Pura pasión.
Cuando era niña, en casa cocinaba mi madre y, al llegar del colegio, todo olía a hogar. Ella siempre ha sido la inspiración para todos. Como escritora mantiene el lema “con lo que tengo, cocino”, una metáfora que aplica a su propia vida, tanto en el ámbito literario, como en su desarrollo personal. Así consigue conquistarnos con sus platos, porque les pone mucho amor. Incluso, mi padre se ha dejado contagiar por esa magia y cuando tiene un poco de tiempo, nos sorprende con sus guisos. Mi hermana Maite, qué decir… Tiene un don natural. Cocina muy bien con el toque francés de su marido Matthieu. Por eso, al cocinar, siento una explosión de emociones, pues haga lo que haga, en la creación reúno todos mis afectos. Allí está presente mi marido Andrea, que me apoya y aplaude con cariño mi creatividad, puesto que es el primero en probar mis nuevas preparaciones. En un gran círculo emocional, enlazo a mis familias, la española y la elbana, a mis buenos amigos, a las personas que aprecio, todas sutilmente reflejadas en el plato. Tengo presentes a los comensales para quienes cocino a través de mis sentimientos, eso da buena vibración a la comida. La vida desde ahí tiene mucho sentido, porque me encanta mi trabajo, me encanta cocinar…
—¿Consideras que las mujeres han sido olvidadas en la historia de la gastronomía? ¿Se ha conseguido una igualdad de oportunidades en este sector? ¿Cuál ha sido tu experiencia personal?
M.—Creo que las mujeres desde el principio han sido las maestras de cocina de sus hijos, de ellas depende que un hombre o una mujer—indistintamente— ame la cocina. Es difícil dar una opinión precisa y objetiva sobre este tema. Es cierto que durante siglos los hombres han tomado las riendas de esta profesión, ya sea en palacios, grandes hoteles, restaurantes o transatlánticos de lujo, centros institucionales, políticos y religiosos. La realidad es que se conocen muy bien los nombres de chefs creativos en el mundo aristocrático, pero ignoramos el trabajo de muchas mujeres que en ocasiones fueron sus maestras en cocina. Desgraciadamente, fueron relegadas al ámbito doméstico. Sin embargo, hay que reconocer que los cánones están evolucionando y la mujer, lentamente, está tomando la posición que le corresponde. Debo decir que mi experiencia personal ha sido por lo general satisfactoria. He encontrado grandes profesionales que me han enseñado los secretos de la auténtica cocina, desde los maestros de Estrella Michelín hasta un pescador que, al llegar a puerto en su barca, te enseña cómo se escaman las sardinas. Todo es importante.
—Algunos pedagogos sostienen que la cocina debería introducirse en la escuela como materia de enseñanza. ¿Te parece una asignatura interesante para la formación del menor?
M.—Creo que sería una idea maravillosa conseguir que los jóvenes, ya desde edades tempranas, tomasen contacto con el mundo gastronómico, puesto que, en la actualidad, muchos padres no tienen la posibilidad de hacerlo por falta de tiempo, debido a las exigencias de su trabajo. La cocina es sinónimo de disciplina, concentración, precisión, pero, sobre todo, de compañerismo. Es importante que el cocinero aprenda la técnica, ahora bien, sin un espíritu de escuadra fuerte, no conseguirá llegar a muchos de los objetivos. No podrá llegar a la satisfacción de un trabajo bien hecho si no valora el esfuerzo del equipo. Es fundamental también inculcar la filosofía de que todos podemos llegar, no importa si no somos altos, flacos, ni tampoco depende del color de nuestra piel o del sexo, ni de una religión u otra. La cocina es para todos, basta tener ganas y empeñarse mucho. Como decía mi abuelo hace unos años en una entrevista de prensa, dando consejos para futuros chefs:
“Quiero hacerles saber, en primer lugar, que es necesario hacer un buen aprendizaje, porque sin esto nada han de conseguir y cocinero no es el que quiere, sino el que puede. Para ello es necesario reunir muchas cualidades, tales como vocación, personalidad, amor a la profesión y espíritu de sacrificio. Todo aquel que posea todas estas cualidades llegará a ser lo que se proponga, pero no debe olvidar también que, si ha sido duro el llegar, más duro y difícil será mantenerse en el puesto que se ha conquistado...”
Además, es una profesión que te da la oportunidad de viajar y conocer nuevos horizontes, como me ha sucedido a mí. Hoy en día se busca cada vez más la excelencia en la gastronomía de los centros turísticos y ser cocinero es una salida profesional muy interesante para la juventud. Las escuelas de hostelería insisten en el estudio de los buenos hábitos alimenticios, el cuidado de la salud, el empleo de los productos kilómetro cero. Hay que trabajar en una cocina del compromiso con la calidad, en platos innovadores que agraden al cliente exigente y sean nuestra tarjeta de hospitalidad. La creatividad que emociona con cada preparación es una forma respetuosa de relacionarnos con las personas que quieren vivenciar nuestra cultura.
—Háblanos de tus nuevos proyectos creativos.
M.—Este es un momento muy importante en mi vida, ya que la Isla de Elba, donde resido desde hace más de diez años, se ha convertido en mi hogar. Y al iniciar el año 2024 he tomado la decisión de encaminar mi profesión hacia un público más amplio. Me explico. Me gustaría cocinar para todo tipo de personas, desde quienes vienen a la isla vía marítima con su barco a quienes tienen su casa de veraneo o vienen a pasar unos días, pero, sobre todo, mi intención es ofrecer al elbano un servicio que no es fácil encontrar en plena temporada estival. Como, por ejemplo, organizar una cena privada en pareja, entre amigos, cumpleaños, aniversarios, celebraciones especiales. O, simplemente, encargar una comida a domicilio porque alguien desee regalarse un día diferente sin tener que ocuparse de cocinar. Me gustaría también colaborar con las personas que se dedican a organizar eventos de cualquier índole, ya sean culturales, deportivos o sociales. No descarto tampoco la posibilidad de dar cursos de cocina a niños y jóvenes, tanto en el sector de la hostelería como en centros educativos. Tengo un proyecto de taller para niños en vacaciones como actividad lúdica cuando el calor se hace insoportable en el exterior. Un taller de cocina práctico, igualitario y participativo. Es una forma de aprender y jugar a la vez, gracias al desarrollo de la creatividad y las habilidades sociales.
—La cocina y la vida hierven en esa mirada tuya de artista, María. Te deseamos mucho éxito en tu camino. Eres única. Avante.
MariaElbaChef 🍄
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