Foro
de consuelo
Baja
la escalera despacio,
gota a gota, la hija de la gruta,
una silueta de invisible jazmín
mira su sombra en mi esmalte azul.
[Me desnuda coqueta, sinuosa, estéril,
ninfa caprichosa, princesa de las moscas,
reluce una diadema de oro,
el escote cierra las manos,
parpadea a destiempo.]
Y la onda sobre el lago continúa.
Avanza con sigilo y herradura en un matiz,
luego se desvanece, grita sin heridas,
se estira como un puma...
Camina el silencio.
Su nombre de noche atraviesa el océano,
contonea sus caderas maternales,
danza hacia las cuatro direcciones
donde se fueron de viaje mis lirios.
gota a gota, la hija de la gruta,
una silueta de invisible jazmín
mira su sombra en mi esmalte azul.
[Me desnuda coqueta, sinuosa, estéril,
ninfa caprichosa, princesa de las moscas,
reluce una diadema de oro,
el escote cierra las manos,
parpadea a destiempo.]
Y la onda sobre el lago continúa.
Avanza con sigilo y herradura en un matiz,
luego se desvanece, grita sin heridas,
se estira como un puma...
Camina el silencio.
Su nombre de noche atraviesa el océano,
contonea sus caderas maternales,
danza hacia las cuatro direcciones
donde se fueron de viaje mis lirios.
[Un enjambre de avispas bien uniformadas
sacude mis ramas al viento,
me delata el semblante ante un sanedrín
que juzga y trilla senderos a mi lado,
vociferan los guardias.]
La mujer leprosa irrumpe en el barro,
dobla sus pliegues de roja miseria rodilla a rodilla,
cae entre las piedras del Foro, protege su rostro,
come un pan tierno que consuela a mis palomas.
Y vuelve a caminar el silencio.
Teresa Iturriaga Osa
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