Tuesday, May 14, 2019



SI EL CORAZÓN HABLASE

Poemas de Pablo Sabalza Ortiz-Roldán



Sinopsis

Si el corazón hablase latió por primera vez hace veinticinco años en Francia cuando Pablo Sabalza Ortiz-Roldán apenas tenía diecisiete años. Durante una estancia en Saint-Nazaire, el poeta escribe este poema que a la postre titula el poemario.
El amor, la mar, la muerte y el tiempo son los temas principales que encontraremos en este sensible y transparente poemario en el que el autor abre la puerta de su corazón en cada uno de sus versos.
Romances, versos libres o versos blancos son algunas de las composiciones que escoge el poeta para transmitir, tal y como indica la escritora y poeta, Teresa Iturriaga Osa: «un frasco de colonia con gotas de amor de Neruda, romances de García Lorca, hojas de yerba de Whitman, aromas de Cervantes… Hombre universal, nómada de cielo, mar y tierra».
Convido al lector a que piense qué ocurriría… Si el corazón hablase.

Editorial La vocal de Lis, Barcelona.

*

Prólogo

       Como sucede en el cuento del escritor libanés Gibran Khalil, “El loco”, la poesía nos roba todas las máscaras y nos hace gritar por las calles buscándonos el ser hasta toparnos con el sol perdido que iluminará nuestras vidas. Por eso, este primer libro de poemas que publica Pablo Sabalza Ortiz-Roldán, “Si el corazón hablase”, le desnuda el alma, ya que se arriesga sin remedio a volver al origen. En cada poema nos ofrece su corazón bajo un rayo de Luna. Y no, no es un espejismo. Esa Luna tiene un nombre: es la Luna de Betsabé. Luna que todo lo ve, que todo lo siente, que todo lo calma. Inevitablemente, su aura femenina rodea esta lengua que llamamos Poesía como un foulard de seda. Princesa guanche, mariposa iris, ángel. Y es como si en el poema entrase ella volando con sus graciosas alas de golondrina y oyeramos sus pasos, su risa, luminosa musa del poeta. Sabalza está fundido con ese amor errante que navega entre el mundo visible y el invisible; su alma ribera vive cosida a un hilo que podría quebrarse con el peso de los años y, sin embargo, sostiene al poeta y le ayuda a salir del escollo con menos rasguños que el resto de los náufragos. Lleva consigo un frasco de colonia con gotas de amor de Neruda, romances de García Lorca, hojas de yerba de Whitman, aromas de Cervantes... Hombre universal, nómada de cielo, mar y tierra. Sus peces oceánicos entran por las marismas y suben río arriba hasta los nacientes de lámparas verdes, poblando con imágenes la poética de quien se sabe ya hijo de las aguas chinijas.

      No espere el lector encontrar en “Si el corazón hablase” un espacio cómodo donde instalarse y dormir sus emociones. Por el contrario, Sabalza nos trastorna el descanso y nos invita a entrar en su umbral interior sin el ruido del día y la noche. Eso me place. Personalmente, a la literatura le pido el dominio de una estética simbólica y un esfuerzo hacia la esencia, lejos de la lectura fácil. Una forma pura de expresarse. Un viaje a nado con las olas de un mar de sensaciones entre lo físico y lo anímico, rozando la incertidumbre, el temor, la obsesión, la traición, la rabia, la ira, la decepción, la cobardía, el conflicto, la impotencia y, sobre todo, el valor y el amor hasta el delirio.

       El amor, en efecto, la gran puerta por donde escaparse y salvar la propia vida. Admiro a aquel ser humano roto por el dolor que sabe levantar el vuelo y crear un mundo poético donde reine la belleza. Chapeau! Entonces llega la hora de escribir, en ese preciso instante, cuando la oscura realidad entra sin aviso en nuestra casa, y lo hace con sus botas sucias, dispuesta a agredirnos la noche, a aplastarnos los sueños. Por eso, ”Si el corazón hablase”, me hace recordar los versos de Gotán, de Juan Gelman. Un hombre atravesado por la espada, torturado por la pérdida, capaz de componer un canto para superar la muerte. Esa mujer se parecía a la palabra nunca,/desde la nuca le subía un encanto particular,/una especie de olvido donde guardar los ojos,/esa mujer se me instalaba en el costado izquierdo/(…). Ella, “la Infinita”, alquimia presente en cada célula y verso de Sabalza.

       El poeta desembarca su palabra en una playa canaria y se pasea desnudo por su orilla volcánica de agua y luz. Y, en su libertad, parece desearnos que el desgarro nos sea leve. Hermana Poesía: dame la mano y la tinta, camino con los ojos cerrados, pero yo no te suelto hasta que me hayas bendecido.

           Gracias por tu voz marinera, Pablo Sabalza Ortiz-Roldán.

Teresa Iturriaga Osa

Las Canteras, Gran Canaria/Verano 2018





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