Tuesday, October 20, 2020

 

Marea y tapiz

Teresa Iturriaga Osa


No quiero ofrendas ni coros,
olas meciendo sus vientres,
un tambor de puñal y soledad.
        He aprendido a dormir
al borde de este charco.

        Ahora suena la roca, 
deshace su madeja del fondo.
        Media isla se me parte.
Y es la distancia precisa, las lentes
entre mi corazón y la luz.

       Redacta su carta el ocaso
bajo un salpicón de estrellas y piel.
La tinta se deja envolver
con un papel claro de cumbre. 
       No me cabe duda y la espero.

        Intuyo que mi alma quisquilla
sabrá cruzar, entre todas, la gran espuma
                                               de una marea real.
Lanzadera alta y fuerte 
como un ocho de septiembre.

        Cerca de mí, el olfato y la escucha.
Brilla el silencio, esa contundencia
que es rada de amor en cada cuerpo.
         Ella es la dueña 
                        del charco y del telar.


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