Wednesday, June 3, 2015

 
Campos de siembra

 


 
 


        Una oleada de lamento

exprime el olor de unas flores

        que planté en abril

la luminosa mañana de aquel despertar nuestro

arrebatado de incienso...

 

        El sonido del gallo entre las sábanas

me agita el verso que hoy escribo.

 

        Duele y duele más adentro que la herida.

Las palabras y los celos

desvistieron su faz más amarga,

        llovieron dudas,

arrabales de inquietud.

 

        Un cansancio de manos blancas 

bajó la cuesta del olvido.

 

        Una memoria de campos a ritmo de viacrucis 

me hizo inerte y me dejó vacía.

        Ahora se me vencen las ramas del alma,

un óxido me rocía de pena el corazón

ajado de sembrar.

 

Teresa Iturriaga Osa

 

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