Tuesday, September 4, 2018


Relato
Teresa Iturriaga Osa
217 LLAVE DE ORO
 


          En Granada llovía la noche con un rostro de soledad aterido de vacío. Cada vuelta de madrugada, Elba giraba su cuello hacia el hueco que había dejado el cuerpo de su amado. Aún perduraba en su piel el olor de Ian, el tacto del abrazo profundo y cierto. Artista de la espera, agitaba en sueños un abanico de vida multicolor, aireando el drama, espantando miedos con la mantilla puesta.

         Sonaba una melodía de mirlos locos en el patio, una confusión de risas y trinos contagiando ilusión. A la fuga del blanco y negro, dio un salto de la cama deshabitada y se plantó en la ducha. Ella seguía a diario el ritual del bautizo del agua, el jabón de limón, la humildad del arreglo floral, la sal de la forma. Una vez lista con su turbante de seda, bajó a tomar un café, una última mirada a la fuente del sultán antes de subir al autobús del adiós. Ni dos sobres de azúcar pudieron llenar su boca con la dulzura del recuerdo, nada podía compararse con un beso a la cafeína del amor...

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