Wednesday, November 30, 2011

LOW COST del ARTE

Tenemos el placer de invitarle:


Al LOW COST del ARTE.


INAUGURACIÓN 9 de DICIEMBRE A LAS 20:00 h
ESPACIO S/T. C/ ENMEDIO Nº 1 (Esquina Terrero)

LAS PALMAS DE GRAN CANARIA


LOW COST del ARTE. Es un proyecto donde cada artista tiene la libertad más absoluta de mostrar lo que considere oportuno. La complejidad, el acabado, las horas de trabajo o las soluciones plásticas, adaptarlas a los precios y formatos establecidos. LOW COST no es una colectiva, donde cada artista ajusta el precio de venta, se trata de hacer una obra adaptada a esos formatos y a esos precios sin menoscabo de calidad artística.


La idea motriz del proyecto LOW COST del ARTE es la unificación de precios, la accesibilidad a la obra artística desde la participación, el acercamiento al público, la desmitificación de la obra única e irrepetible, la fragmentación de la obra, la búsqueda de un mercado razonado de precios, ajustado y distinto al habitual de cada artista y en definitiva: La promoción de los participantes al publico que consume arte.
En LOW COST del ARTE podrás encontrar obra pictórica, grabado, dibujo y fotografía originales a 30, 70 y 100 euros, de los siguientes artistas:


Ángel Luis Alday , Javier Betancor, Germán Páez, Ione Segui, Rafa Hierro, Santi Gónzalez, Magda Medina, Daniel Zirhan, Alfonso Elvira, Marta Vega, Juan Rivas, Luisa Urrejola, Marta Mariño, Sira Ascanio, Jero Maldonado, J. Luis Luzardo, Domingo Díaz, Víctor Sicilia, Pedro Lezcano, Octavio del Toro, Juan Cabrera, Augusto Vives, Antonio Guisado, Diego Higuera, Ángel Sánchez, Juan Guerra, Rosa Marrero, José H. Hernández, Tino Mederos, Conchy Rivero y Mirazo.


HORARIO DE LA SALA:



DE LUNES A VIERNES: Mañanas: de 10:00 h. a 13:00 h. - Tardes: de 17:00 h. a 21:00 h.

SÁBADOS: de 10:00 h. a 13:00 h.

VÍSPERA DE REYES: HASTA LAS 24 h.




ATENTAMENTE ESPACIO S/T

POEMAS DEL VIAJE

Amara Bus Station (ABS)



Teresa Iturriaga Osa

( A Maite, el cisne)









Ocurren cosas, ocurren al dejar pasar

el vértigo de los transeúntes

al compás de las huellas,

a un pie de distancia

de los ojos niños.





Tendida la mañana, aún

bosteza sobre el terciopelo

del verano.





Se sumergen las voces

en un hueco de mi mano,

se posan los sonidos de idiomas extranjeros

en la estación de autobuses,

huele a parque y a ría.





[Escucho]





Ocurren, ocurren los milagros

al tomar la vereda de los fresnos perezosos, allá

donde las sombras

más oscuras

predican su evangelio.





Hay en la esquina de este banco

un temblor de seres encadenados

al destino de sus equipajes

mientras otros vierten su espesura en cuencos musicales

y rezan por los ausentes de sí mismos.





[Los viajeros son miles]





Hace días que sueño

con nubes cargadas de teclas digitales

se acercan hasta mí,

me detienen

en una aldea de cerezos.





Mantra a mantra

van deletreando nombres

tatuados al pespunte del cerebro,

tiran del delantal cosido

con encajes a mi alma.





[Blonda de paciencia]





Todo está escrito

dentro de un círculo

de salud infinita.

Resuena.

Confía. Confía.





En las colinas han prendido

tres hileras de inciensos.

Llueve rabiosamente

bajo la marquesina.

Confía.





***


Ilustración: Maite

(Donostia, 11 de julio de 2011.)

Monday, November 21, 2011

Tapones por una sonrisa para Aitana

Biblioteca de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Alicante

14 octubre 2011






Aitana García es una niña de 10 años de Tarazona que nació con una cardiopatía congénita llamada Atresia Pulmonar sin Tronco Pulmonar con Colaterales. Es decir, una malformación de sus pequeños pulmones que no oxigena correctamente la sangre y que le impiden su normal desarrollo y crecimiento, privandole en todo momento de una vida normal.

En 2006 fue intervenida, en el Hospital 12 de Octubre de Madrid, sin éxito. Más tarde, se le realizó con éxito una reconstrución del tronco pulmonar derecho en el Children’s Hospital de Boston.

Pero Aitana necesita 200.000 euros para reconstruir su pulmón izquierdo, y finalmente unirlos y cerrar la CIV, algo sumamente delicado y costoso. Con el fin de reunir el dinero para las operaciones, la familia de Aitana organiza eventos beneficos, acude a programas de television y radio… Pero no es suficiente.

Por medio de la recogida solidaria de tapones de plastico podemos ayudarla. ¿Por qué solo tapones? Pues porque el plastico de los tapones es el primer uso, luego se reciclarán para transformarse en otra cosa, por lo tanto su valor es mas. ¿Qué tipos de tapones sirven? De botellas de aceites, botellas de vinagres, especies (oregano, pimenton,etc), bricks o botellas de leche, tapas leche condensada, tapas leche en polvo, vinos con tapón plástico, lavavajillas, lejía, de botellas de aguas, tapas de nocilla, tapas de cola cao, tapas de frascos de miel, tapas de pates, tapones de refrescos, zumos, tapas de kétchup, tapas de mahonesa botes de plástico.

Desde hoy, la universidad ha puesto contenedores para la recogida de tapones en los Aularios I (Edificio 25) y II (Edificio 30) (al lado de las máquinas de bebida) y en la Biblioteca General (Edificio 33). Consulta el plano del campus.

Webs de Aitana:

http://www.unasonrisaparaaitana.org
http://unasonrisaparaaitana.blogspot.com

Friday, November 18, 2011

25 DE NOVIEMBRE CONVOCATORIAS GRAN CANARIA

Con motivo de la celebración del Día internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, el próximo 25 de Noviembre, diferentes
colectivos de mujeres y secretarías de la mujer e igualdad de sindicatos de
Gran Canaria nos agrupamos para, como en años anteriores, conmemorar este
Día tan importante, con el compromiso de combatir la violencia contra las
mujeres para avanzar hacia una sociedad más democrática e igualitaria.


Para ello hemos organizado una serie de actividades a las que queremos
invitarte (en Las Palmas de Gran Canaria):



Mesa redonda: “Violencia de género: la atención a las víctimas”

23 de noviembre. 19:00 horas.

Club de Prensa La Provincia. C/ León y Castillo, 39.



Carpa y talleres de sensibilización: “La violencia contra las mujeres en los cinco continentes”.

25 de noviembre. De 10:00 a 16:00 horas.

Paseo de Las Canteras, a la altura del Hotel Cristina.

A las 12:00, se iniciará una CADENA HUMANA con la participación de Centros
escolares del Distrito Puerto – Guanarteme y de las Universidades Populares Juan Rodríguez Doreste.



MANIFESTACIÓN

-con la colaboración de la Escuela de arte dramático de Gran Canaria-

25 de noviembre. 19:00 horas.

Salida en la plaza de Santa Ana, hasta el parque de San Telmo (por Triana).







En un año como el actual…



… en el que los recortes sociales se incrementan y las políticas de igualdad
de oportunidades son las primeras “sacrificadas”;

… en el que ya se han “recortado” servicios de atención a las mujeres
víctimas de violencia de género en la isla de Gran Canaria y, a la fecha que
estamos, aún no se sabe qué va a ocurrir en el 2012 con el resto de los
servicios existentes: de prevención y atención, de acogida, etc;



Los Colectivos de Mujeres y Secretarías de Igualdad de los Sindicatos que
nos agrupamos para la organización de la conmemoración de este día TE
INVITAMOS, TE INSTAMOS, TE LLAMAMOS para que salgas a la calle A
REIVINDICAR…



… por los derechos de las mujeres víctimas de violencia de género;

… por los derechos de las niñas y niños que crecen en familias donde hay
violencia;

… por la construcción de una sociedad más justa e igualitaria;

… por la construcción de unas relaciones personales de buen trato;

… por el despertar de la sociedad civil…



Se sugiere acudir a la manifestación vestidas y vestidos con alguna prenda
violeta, color representativo del feminismo: práctica y teoría, movimiento e ideología, para la construcción desde la igualdad y equidad entre los sexos–géneros.

Wednesday, November 16, 2011

LITERATURA CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO

Narrativa

DESVELOS se compone de ocho relatos

Autora de la colección: Teresa Iturriaga Osa

Ilustradora: Sira Ascanio











A continuación 2º RELATO:


El Mirador de la Esperanza




Cima, en griego, quiere decir brote,
renuevo, territorio de dioses,
que prefieren las cumbres por obvias razones.

(Joaquín Araújo, La destrucción de las montañas)





Planchó su ropa, dejó recogida la cocina y se marchó de su casa. De ahora en adelante, se llamaría Esperanza, la mujer de los ojos de miel.

Cuando una mujer toca fondo, solo tiene dos posibilidades: o se hunde definitivamente o asciende. Y si decide a luchar por salir del abismo, la última bocanada de aire la aprovechará para impulsarse muy arriba y ya no se va a conformar con el nivel medio, ella seguirá subiendo desde el fondo de la sima a la montaña más alta, escalando como una posesa hasta lograr su objetivo: la cumbre. El símbolo de la cima al final del esfuerzo es una bella metáfora, pero en este caso, el sueño de Esperanza era un sentimiento muy real, porque ella llevaba años deseando abrir un restaurante en la Cumbre de Gran Canaria y ahora le había llegado el momento de hacerlo.

Siempre le había encantado la vista privilegiada del Mirador de la Silla, en Artenara, al que se accedía atravesando una cueva de un lado a otro de la montaña. Ese lugar fue inaugurado en 1962, obra de Santiago Santana, asesor artístico del Cabildo de Gran Canaria. Durante años, la trascendencia del paisaje había guiado los pasos de muchos peregrinos hasta allí. Por Artenara pasaron personajes ilustres como Julio Verne, René Vernau, Miguel de Unamuno, recordado en el monumento que le dedicó el pueblo, obra del escultor Manuel González. El filósofo vasco, impresionado por un proceso geológico que describió como “tempestad petrificada”, escribió sus impresiones sobre las gentes de la Cumbre y sus casas cueva. También dejó constancia de su visita a la curiosa ermita de la Virgen de la Cuevita. Muy pocos saben que, a la derecha de la entrada, en la capilla tallada en roca viva, puede leerse, escrito de puño y letra en un pequeño cuadro, un texto firmado por Miguel Induráin, con el dibujo de una bicicleta dedicado a sus amigos de Artenara y devotos de la Virgen de la Cuevita, patrona de los ciclistas.

A Esperanza le gustaba aquella zona abrupta y no descansó hasta encontrar su lugar. Y lo encontró. Justo encima del pueblo de Tejeda, alquiló una casita rural rodeada de almendros que bautizó con el nombre de “Mirador de la Esperanza”. En medio de la flora más espectacular de la Macaronesia, las abejas eran las reinas del lugar. Sus zumbidos daban serenidad, envolvían su presencia en la atmósfera del paisaje callado de las montañas.

Era lo que quería. Comida internacional, gente internacional, vista y mirada internacional. Por eso, los guiris serían sus principales clientes. Llegarían allí por los barrancos del sur de la isla en excursiones organizadas en caravanas de jeeps. A los turistas les gustaba adentrarse por rutas salvajes, parajes inhóspitos con barro y polvo en los caminos, a lo Indiana Jones. Eran senderos donde brotaban la salvia y la retama, tajinastes, veroles, un sinfín de plantas endémicas que los investigadores de todo el mundo llevaban siglos admirando en sus estudios de Botánica. Ella les ofrecería un remanso de paz en lo alto, lejos de las ciudades y villas de la costa turística. Y, además, una comida exquisita a base de platos tradicionales canarios en una sala-mirador con magníficas vistas del Roque Nublo y del Roque de Bentayga. Carne de cabra, una ropita vieja, mojo cochino, queso de oveja, etc. Sus especialidades locales eran los postres: crema de mango, tortilla de carnaval, bienmesabe, helado de gofio y canela. Y, por supuesto, una copita de hidromiel.

Esperanza sabía hacer un hidromiel delicioso y un día conseguí que me diera su fórmula secreta.

Cuando coges la miel, los opérculos que van quedando se hierven. Después, se cuela con un paño muy fino y se deja enfriar para quitar la cera. Esa operación se hace dos o tres veces. Luego, se vuelve a hervir sin cera y le añado miel y lo meto en maduradores, unos cubos grandes de acero inoxidable que tienen tapa. Se deja reposar cinco o seis meses.

De ahí sale el hidromiel… una bebida de los tiempos de los druidas celtas –le expliqué.

Sí, el natural es así.

Se llevó también a su loro, un personaje con mucho desparpajo al que Esperanza había enseñado cosas de lo más gracioso. Se llamaba Paco y a ella la llamaba cariñosamente “Mami”. Llevaba con ella más de doce años y era un caprichoso de marca mayor, un malcriado acostumbrado a los mimos que su dueña le daba a todas horas.

No me quiere las galletas “María”, sino las rellenas de crema. Es un loro muy especial. Me echa al perro fuera. A mí no me gusta que los animales me entren en la casa –me confesó.

¿Y cómo le ordena que salga? –yo no me podía creer aquello.

Es de risa. Le grita, ¡fuera, fuera! ¡Y cómo manda!

Por lo visto, suelen durar hasta los sesenta años, dicen que llegan a ser muy viejos. Aquel loro le ayudaba a sobrellevar la existencia, era un amigo, una compañía entrañable.

Contrató a un buen maestro de obras de Acusa y la casa fue rehabilitándose con celeridad. Durante semanas, varias amigas fuimos a echarle una mano con los últimos preparativos. Era octubre y los atardeceres eran un regalo sobrenatural desde el Mirador. Después del trabajo, cenábamos todas en la terraza compartiendo las anécdotas del día. Se palpaba la alegría en cada piedra. Y mientras ella hablaba y hablaba de sus proyectos, en sus ojos se veía reflejado el cielo tornasolado de la Cumbre.

Desde aquí, las estrellas se ven mejor. No hay contaminación como en la ciudad. Todo se aprecia con más claridad. Aquí soy feliz.

¡Bravo por Esperanza! –gritó Sol, su ayudante de cocina.

Gracias, gracias, Sol. ¿Te acuerdas el día que nuestro profesor nos propuso que cada uno inventáramos un menú?

Sí, la experiencia fue muy buena. Quién me iba a decir entonces que acabaría trabajando contigo en este lugar tan genial.


El tiempo que Esperanza vivió en una casa de acogida, realizó varios cursos de cocina en la Escuela de Hostelería de Santa Brígida. Allí le dieron el título de ayudante de cocina y aprendió inglés, informática, además de varias actividades sociales. Siempre recordaba a un profesor magnífico que les decía que le pusieran nombres a las recetas, que inventaran porque lo más importante en la vida era ser creativo, arriesgarse. De aquel grupo de alumnos, Esperanza se quedó con dos chicas con las que se llevaba muy bien: Sol y Ana. Ahora eran sus amigas y, por eso, se las llevó a trabajar a la cocina del Mirador.

Yo he tenido un sentimiento tan grande, tan grande de culpa… Ustedes me conocieron cuando estaba mal y saben que tenía la autoestima por el suelo. Él me había hecho a su mano, me casé con él muy joven -a veces, inevitablemente, un lamento le salía del interior.

Bueno, el aprendizaje de la vida es así -le contestó su amiga Lourdes, la psicóloga.

Qué ignorante fui. ¿Qué pensaba yo entonces? Pero es que una no ve más allá de sus narices en esos momentos.

La imagen de la Virgen de Fátima también era un talismán para Esperanza. Devota de la señora, en una esquina del jardín había mandado construir una pequeña cuevita para colocar una pequeña imagen, un altar rodeado de flores y hiedras del que emanaba una sensación de compañía protectora y amable. Todas las tardes, ella se acercaba a la sombra del laurel y hablaba con ella de sus logros y proyectos. Estaba segura de que le escuchaba. Nunca hay que perder el bien más preciado: la esperanza. Tras los males, Pandora esperó a que de la caja saliera volando la única virtud que nos hace renacer de las cenizas.

Y llegó el día de la inauguración. Esperanza estaba radiante. Ella era la señora de la casa, la que estaba de cara al público, iba sonriendo por las mesas, preguntando si todo estaba bien. También se llevó a trabajar con ella a su hija. Era una camarera excelente, rápida, eficaz y de carácter amable. Tenía todas las virtudes para ese trabajo. Y como estaba convencida de que el negocio iba a ir sobre ruedas, Esperanza se decidió a contratar a un barman. Entonces, se acordó de su profesora Yurena, del Hotel Escuela, y la llamó para que también le ayudara en el restaurante.

Entre todas arreglaron el jardín y la casa. Era una pequeña comunidad de mujeres bien organizadas. En lo alto de la vivienda, cada una decoró su propia habitación. Fuera, entre la terraza y el jardín, colocaron una pérgola de madera de la que el próximo verano colgaría una parra llenas de uvas, con las que harían un mosto refrescante para soportar la sequía. Picapinos, petirrojos, pinzones azules, mirlos, gorriones y otras aves migratorias revoloteaban por la sombra de los árboles. Se levantaba la vida en aquel caserío con tejadillo a dos aguas, las paredes pintadas de blanco, con piedras al estilo canario. El alero alojaba a una familia de pardelas cenicientas que unos niños habían rescatado del barranco. Bullía un intenso olor a cera y madera de tea. Los suelos de terracota, de un color rojizo y cálido, servían de alfombra a los pies descalzos de sus habitantes.

Pronto llegaría el invierno y la chimenea calentaría las estancias cuando la niebla de la Cumbre cayera sobre los montes. Bajo la lluvia, el silencio. Nacía el Mirador de la Esperanza y con él las esporas en el Pinar de Tamadaba, un bosque encantado entre las brumas, con sus duendes vestidos de líquenes. Sonaba el viento como nunca y, a lo lejos, el Padre Teide observaba erguido y sonriente la paz del lugar.


***

Sunday, November 13, 2011

AMNISTÍA INTERNACIONAL

Piden justicia, quieren vivir en paz










“En septiembre de 2010, salí una mañana a recoger plátanos. En cierto momento llegaron dos soldados a la plantación. Me detuvieron y me dijeron que si hablaba me matarían. […] Uno de los soldados me violó seis veces. Insistió en que lo llevara a mi casa. Al volver al pueblo, vi a unos soldados saqueando las casas. El que me acompañaba se llevó de la mía un colchón, cuatro cabras y cuatro gallinas. Luego se marchó. Saquearon todo el pueblo [….]."

Marie, de 37 años, tiene ocho hijos y reside en Masisi, República Democrática del Congo.

El desgarrador testimonio de Marie no es único. En muchos lugares de la República Democrática del Congo se han cometido violaciones en masa, torturas y homicidios, y siguen cometiéndose con una frecuencia alarmante.

Aunque millones de hombres, mujeres, niños y niñas han sufrido estos crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, sólo algunos responsables han pasado a disposición judicial. La impunidad sigue siendo la norma.

El próximo 28 de noviembre se celebran elecciones en la República Democrática del Congo. Pide al Gobierno que resulte elegido que ponga fin a tanto sufrimiento al garantizar verdad, justicia y reparación para todas las víctimas.

Tu firma es un importante paso para que millones de personas puedan vivir en dignidad. Por favor, firma hoy nuestra petición.

Y ayúdanos reenviando este email a todos tus contactos para que se sepa lo que está pasando.

Gracias

Esteban Beltrán
Director Amnistía Internacional – Sección Española

Thursday, November 10, 2011

DESVELOS COLECCIÓN DE RELATOS CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO



Narrativa

DESVELOS se compone de ocho relatos

Autora de la colección: Teresa Iturriaga Osa

Ilustradora: Sira Ascanio




Ocho mujeres que fueron acogidas en los recursos para mujeres víctimas de violencia de género de la Red Insular del Cabildo de Gran Canaria han participado en un libro relatando su historia personal desde su nuevo hogar, con sus sensaciones de libertad, estabilidad y esperanza. Se destaca en todas ellas la idea del renacer, porque desde un centro de acogida, la vida comienza todos los días de otra manera. El criterio de selección de las protagonistas de las historias se basa el concepto de complejidad que caracteriza nuestra época en cuanto a edad, país de procedencia, estado civil, profesión, etc., con el fin de que el abanico de experiencias sea muy diverso y pueda servir de referencia a todas aquellas mujeres que tengan acceso a la publicación. La difusión de la obra aspira a ser lo más amplia posible con el objetivo de sensibilizar a todos los sectores de la ciudadanía en la importancia y el reconocimiento de las políticas de igualdad y de la protección del derecho de las víctimas a recibir una atención integral, logrando de este modo una proyección de sus vidas hacia un futuro provechoso y satisfactorio.

La obra se presenta al público como contenido de una propuesta de sensibilización en materia de prevención, educación y asistencia para las víctimas de la violencia machista. Es urgente introducir nuevos modelos que ayuden a destruir los estereotipos discriminatorios y potenciar el valor de la diferencia, del respeto y de la comunicación a escala global.

En definitiva, el objetivo del libro es impulsar programas y materiales textuales de interés general, para que la sociedad tome conciencia de este grave problema ético que nos afecta como individuos sin distinción de género, ya que la erradicación de la violencia es la base de la convivencia pacífica en la construcción de una sociedad justa y avanzada.



A continuación:

RELATO

Una mujer diez




Siempre recordaré sus palabras de acogida, en su humilde atalaya, donde me sirvió el café y las rosquillas más deliciosas del mundo. Nancy me estaba esperando en la calle, haciéndome señales con la mano, para que supiera llegar hasta su casa en lo alto de la cuesta. Dejé el coche en la placita donde me había indicado por teléfono y tuve que subir a pie aquel calvario para mí, que soy una fumadora empedernida. Casi me asfixio, pero llegué riéndome y ella me abrazó como si me conociera de toda la vida. Había un destello de niña en sus ojos de mujer madura, pero no supe acertar su edad, la situé entre los cuarenta y los cincuenta años, aunque al rato me confesó que se acercaba a los sesenta. Una suerte de piel la de las mujeres orientales, pensé mientras le escudriñaba el rostro de cera, sin maquillaje y sin atisbos de arrugas.

Después del café, me pidió por favor que pasáramos a su habitación como si entrara en un recinto sagrado para limpiar su aura. Allí, me senté sobre la cama y ella comenzó a contarme su vida con pelos y señales.

-Las cosas pasan por el bien de uno. Yo sé que Dios está conmigo porque siempre he deseado que alguien escribiera la historia de mi vida y eso se está cumpliendo ahora que tú estás aquí.

Sin embargo, aquella sabia mujer me explicó que para llegar a la alegría, primero hay que pasar por la tristeza. Por eso, tenía que empezar desde el principio.

-Me alegro de que alguien escriba sobre mi vida, porque cada vez que la recuerdo, tiemblo. Pero, a pesar de los pesares, quiero que mis desgracias sirvan de ejemplo a otras mujeres para demostrarles que se puede salir del agujero, aunque te van a dar escalofríos cuando me escuches.

Nancy nació en un barrio humilde de su país, Filipinas, y allí le enseñaron, desde bien pequeña, que el hombre era el que mandaba. Siempre. Su padre era así. Todo tenía que estar limpio y reluciente para cuando él llegara. Pasaron los años y conoció a su madrina. Una mujer calculadora que la alejó de su madre por quien Nancy sentía un gran amor y respeto. De nada le sirvió. Su padre y la señora madrina organizaron su porvenir sin contar con ella, así que decidieron trasladarla a un pueblo con el pretexto de mejorar su vida.

-Era su disculpa para apropiarse de mí.

Nancy se fue a vivir junto a su madrina con todo el dolor de su corazón, pero sin la opción de rebelarse como mujer, algo inconcebible para la mentalidad de su cultura, machista hasta la médula. Pasaron los años y se fue haciendo una mujercita a la que mangoneaba la madrina a su antojo. Un día, en una demostración de productos de cocina en Manila, conoció a un hombre con el que empezó a salir. Tenía ya veintiún años y a alguien le pareció que ya era hora de casarla, de manera que empezó a circular el rumor de que estaba embarazada y que había que formalizar urgentemente aquella relación. El caso es que se casó y, al tiempo, tuvo una niña a la que le pusieron el nombre de Marian. Pero, al mes de nacer, su marido las abandonó, huyendo de su responsabilidad. Ella se sintió desesperada y recurrió a la madrina para buscar una solución y poder alimentar al bebé. Así comenzó su periplo hacia España, como tantas y tantas mujeres filipinas que vinieron a servir a las casas de la burguesía. En realidad, su madrina la echó sin miramientos porque quería quedarse con la niña para hacerla a su imagen y semejanza.

Cuando llegó a Lanzarote, Nancy aterrizó en una casa de gente rica donde pensaron que por el hecho de ser filipina, podían explotarla como a una bestia de carga. Trabajaba en condiciones infrahumanas, parecidas a las de los esclavos de las antiguas colonias, desde las siete de la mañana hasta las doce de la noche, sin descanso y sin contrato laboral. Vivía presa y sin comunicarse con el exterior. Como no podía aprender la lengua española bajo el régimen carcelario al que le sometían los dueños, hablaba muy mal y todos se reían de ella. Era su mona de feria, hasta que un día, de la mano del azar, conoció a una amable señora que fue su salvación. Ella, en un diálogo de gestos y palabras extrañas, pudo explicarle a modo de telegrama la situación en la que se encontraba, y así empezaron a cambiar las cosas. Le consiguió papeles y, después de salvar muchos obstáculos, la sacó de allí bajo las amenazas de los señores de la casa, que ejercían su poder por las influencias propias del caciquismo local.

Cuando Nancy llegó a Las Palmas, entró a trabajar en la casa de unos señores que la trataron muy bien, como Dios manda, decía ella. Y sucedió lo que suele suceder en muchos casos, que la buena suerte viene acompañada de desgracias. Se enamoró perdidamente de un apuesto cubano que trabajaba en la casa en reparaciones y tareas de mantenimiento. Le entró en el alma y en el cuerpo una pasión loca por él que terminó en boda y embarazo. A los pocos meses de casarse, le nació otra niña, Mimi, como un beso de cariño en su vida. Él bebía cada vez más, y en poco tiempo se dio cuenta de que era un borracho celoso y posesivo, que controlaba todos sus movimientos y no hacía más que ponerle pegas a todo lo que ella le proponía. En esa deriva, empezó a maltratarla, pagando con ella su mal humor. Dejó de trabajar, metido en casa, una copa tras otra, mientras ella lo mantenía. Pero ese abuso silenciado por Nancy tenía un gran riesgo: ¿Y si algún día la tomaba con la niña? Hasta que ocurrió. Aquella tarde, el hombre llegó a casa borracho como una cuba y le lanzó un pesado magnetofón que casi pilla a su hijita. Aún gateaba. Nancy entró en pánico, empezó a pelear con él y abrió la puerta del infierno donde se sumergiría durante meses a punto de perder la cordura. Entre golpes y desprecios, Nancy sobrevivía al régimen de terror de un alcohólico sin control. No soportaba que él la agarrara del cuello con aquella zarpa que parecía de hierro, su mano era como una tenaza a punto de estrangularla. Ya no podía más, estaba al límite, medio trastornada, y pidió ayuda. Se fue a la Casa de Acogida cuando la niña tenía tres años. Aun así, ella seguía enganchada a él emocionalmente, como una droga necesaria en el fluir de su sangre.

-Yo era débil y volví con él, sobre todo, por la niña, que preguntaba constantemente por su papá.

Mimi siempre fue una niña buena, guapita y simpática, un verdadero ángel que hacía honor a su nombre. Con ella, la vida era de otro color. Algo cambió. Quizá se debió a la enfermedad que al hombre le produjo la bebida, a sus continuos temblores y a debilidad física, el caso es que la medicación trabajó a favor de Nancy. Aquel tiempo lo recordaba como un remanso de paz comparado con la etapa anterior.

Dejó la bebida y consiguió trabajo, pero tuvo un accidente. A raíz de aquello, varios miembros de su familia vinieron a visitarlo desde Cuba y la casa se le llenó de gente. Nancy los mantenía a todos a fuerza de trabajar sin descanso. Su vida era un calvario. Y en medio de ese caos, recibió la llamada de su hija Marian desde Filipinas, que reclamaba su ayuda porque se había quedado sola tras la muerte de su madrina. Arregló sus papeles y viajó a Las Palmas desde Manila. Nancy no podía imaginarse que su reencuentro con su hija, la pequeña que tuvo que abandonar con dolor, tan lejos de sus brazos, durante tantos años, iba a trazar los caminos de su destino.

Llegó su hija, flamante, con sus veintitrés años de inocente belleza a cuestas y sucedió lo que tenía que suceder… Que el cubano vio la oportunidad de seducirla y se la llevó al huerto. Y la dejó preñada. Así de claro. Sin embargo, durante meses, Nancy vivió ajena a la relación clandestina de su marido con su hijastra. Se pasaba el día fuera de casa trabajando y al regresar a casa, apenas tenía tiempo de hablar con su hija que, día a día, la evitaba y se hacía más reservada. Por un lado, su relación era distante, ya que no habían tenido la experiencia de conocerse como madre e hija en las circunstancias en las que se encontraban. Una en Canarias y la otra en Manila. Tampoco la madrina había ayudado a crear una imagen idílica de Nancy, sino todo lo contrario, pues había engañado a Marian en su propio beneficio al decirle que su madre la había abandonado por su comodidad. Era una forma de ganarse el cariño y la obediencia de la niña cuando ésta preguntaba por su madre en la lejanía.

Una noche, después de la cena, Marian se levantó muy nerviosa de la mesa y le dijo a su madre que se marchaba a Manila. Nancy reaccionó con ira, ya que entendía que se trataba de un capricho de la chica, que se aburría en casa sin hacer nada en todo el día. Ella no podía permitírselo, aún no había terminado de pagar los papeles para traerla a España y ahora, de la noche a la mañana, se largaba sin ninguna razón de peso. Lo que no podía imaginarse es que su hija estaba desesperada queriendo ocultar su vientre de ocho meses. La verdad es que había engordado, pero Nancy pensó que se debía a la buena alimentación y a las interminables horas de sofá frente al televisor. Y se marchó. Pero a los pocos días, Nancy recibió una llamada telefónica de su hermana desde Manila, en la que le comunicaba que su hija estaba a punto de dar a luz. Ella no salía de su asombro y un escalofrío le recorrió el alma cuando miró fijamente a su marido y le preguntó:

-¿Ese niño es tuyo? ¡Dime la verdad!

Por supuesto, él lo negó todo, pero Nancy estaba segura de que era el padre de la criatura. Entonces, empezó a darse cuenta de los detalles de su convivencia con Marian, pero su enganche emocional no le permitía aceptar la evidencia de la relación sexual entre su marido y su propia hija.
Por segunda vez, Nancy trajo a su hija desde Filipinas ante las continuas llamadas de auxilio. No podía alimentar al bebé porque se encontraba sola en Manila y le era insuficiente el dinero que Nancy le enviaba para ayudarle a sobrevivir. Pero cuando llegó al aeropuerto con la niña en brazos, Nancy se dio cuenta de que su nieta estaba mal de salud y la ingresaron en el Hospital Materno Infantil. Una vez recuperada, las acogió en su casa y su hija volvió a engañarla. Ellos eran cómplices. Dos mujeres bajo el mismo techo vivieron encerradas por un carcelero que llegaba borracho de noche. El verdugo se guardaba la llave y trancaba la casa para que nadie pudiera escaparse.

Mi hija lo pasó peor que yo. Estaba enamorada de él y se quedó otra vez embarazada. Cuando una se ciega, no hay nada que le abra los ojos.

Nancy se apartó de ellos, no quería saber nada de él. Su hija era su esposa. Volvió a parir y, entonces, la venda que le cubría los ojos se le cayó al suelo. Era más que evidente. Y en medio de aquel caos, Mimi, su hija de quince años, observaba y sufría impotente el dolor de su madre. A él no le importaba tener un harén, aunque nunca le confirmó a Nancy que él fuera el padre.

-Te equivocaste al traer a tu hija –fueron sus únicas palabras.

Empezaron los juicios por abandono de hogar. La vida se hizo insoportable hasta que él se marchó con la sentencia bajo el brazo. Durante meses, Nancy temía por ella y también por la vida de las niñas. Aterrada por las represalias de los trámites de su separación, guardaba los cuchillos bajo llave por si aparecía borracho y violento como siempre. La situación se hizo insostenible y pidió a los Servicios Sociales que se hicieran cargo de su hija y de sus nietas. Estuvieron seis meses viviendo en una casa de acogida. Sin embargo, ellos se veían como amantes a escondidas y, si no hubiera sido por las niñas, la habrían expulsado del centro.

Mimi cogió el buen camino en vez de desquiciarse con aquellos disparates y estudió una carrera como una alumna brillante y decidida. Maduró rápido.

Ellos volvieron a liarse. Me destrozaron la vida, lo sé, pero no puedes imaginarte la mezcla de dolor y de alegría que tuvo mi corazón cuando una tarde mi cuñado me trajo a las niñas. ¡Mis nietas! ¡Cuánto las echaba de menos!

Nancy me confesó que tardó mucho tiempo en disolverse el odio que le tenía a su hija por la amargura de vida que había tenido que soportar por su culpa. Se preguntaba por los sentimientos de su corazón, emociones enfrentadas que, por un lado, le hacían ver en su hija un verdugo y, otras veces, una víctima de las circunstancias. Mientras tanto -paradojas de la vida-, Nancy recogía a las niñas del colegio a la vista de él. Muchas fueron las conversaciones con su hija Marian hasta que por fin decidió separarse de aquel hombre mezquino. Dejó a un hombre y se arrimó a otro. Era inevitable. Y por tercera vez se quedó embarazada.

Yo no sé qué educación le dio su madrina, pero mi hija no parecía estar en su sano juicio. ¿Dónde quedaba su vergüenza? ¿Ese era el ejemplo que les daba sus hijas? Una pobre mujer…

Al tiempo, su maltratador murió solo y sin cariño de nadie. Su enfermedad se lo llevó por delante. Nancy, a pesar del resentimiento que le tenía, pagó sus funerales y lo enterró como a un ser humano. Y lloró por él. Fue una forma de reconciliarse con su destino. Desde entonces, la vida cambió de rumbo y se centró en la felicidad de sus hijas y nietas. Quería que Mimi lograra sus objetivos profesionales y encontrara un hombre que la quisiera con delicadeza y respeto. Y así fue. Su hija terminó sus estudios de la Universidad con calificaciones excelentes y ya preparaba su boda con un chico que a Nancy le parecía adorable. Y ese era su sueño: vivir en una casa con un jardín lleno de flores donde pudiera jugar con sus nietos, invitar a su familia y a sus amigos, a todas las personas que tanto la habían ayudado por el camino de las lágrimas, cuando ella se creía muerta en vida.

Hoy me siento orgullosa de mí. Y sueño con un mundo donde los derechos de las niñas y mujeres se respeten. Hay que proteger a esas criaturas que sufren en silencio el abuso para que nunca pasen lo que yo he vivido.

Realmente, tenía ante mis ojos a una mujer diez. Nancy había recuperado su sonrisa.

Teresa Iturriaga Osa

Tuesday, November 8, 2011

POESIA EN GRANADA EL 19 DE NOVIEMBRE, CARTEL-INVITACIÓN

Thursday, November 3, 2011

POESÍA EN LA ULPGC

Presentación del poemario GATA EN TRÁNSITO

de Teresa Iturriaga Osa



 


Organizada por el Vicedecanato de Relaciones Internacionales de la Facultad de Filología de la ULPGC

A cargo de D. Eugenio Padorno, D. Antonio María Martín, D. Jose Manuel Rodríguez Herrera y la autora. (FOTO SALA DE GRADOS ULPGC)


Día 3 de noviembre a las 20.00 h en la Sala de Grados del Edificio de Humanidades de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria


(C/ Pérez del Toro, 1 – Plaza del Obelisco)