Wednesday, November 11, 2015


Esfuerzo en red






A veces, la marea arrasa la playa, enmudece la luz
y crece en la epidermis una vida subterránea de golpes secos,
una artesanía del embate, porcelana hecha de añicos de amor.
Con su mano de espuma se aleja el silencio marinero,
sigue muy de cerca las velas de la ilusión.

¿Qué decirle al capitán?

Que estalló el sueño, que el cemento me llegó hasta las rodillas,
que me cerró la puerta en la cara y por eso no fui.


Un mundo de balances y cuentas
en la cruz de una gran red, trapecista
con un doble vacío, la tierra no me respondía,
el cielo se tapó la boca de arena y se tragó su miel.
Avancé a trompicones, regalando farolillos en un patio de sombras.
Repetí mi koan día tras día en su levedad,
denuncié lo efímero del cuadrado
y escribí y escribí y escribí…
acariciando espirales en cuerpo y rostro.


Entrené en mezclarme en la farsa,
ejercité mis músculos, lo intenté todo, de veras...
pero mi espíritu saltó de cabeza
sobre los hombros de la materia…
tomó las riendas y me registró lejos de la rentabilidad,
lejos de los hierros, de los plazos,
de las obras de la empresa humana.
Cuánto me costó sacar la cabeza del fondo
y desoír el grito.



Teresa Iturriaga Osa






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