Sine qua non
Vives
con una escudilla entre las manos.
Mueres
con la poda de un frutal.
{No,
no hay caminos sobre arenas movedizas.
Mejor,
puentes. Toda la vida.}
Hazte
un favor:
mírate
un segundo a la cara.
Abre
el chorro del agua.
Frótate
esos ojos.
Y
luego hablamos largo, erguido,
de
ladridos, otros mojos y salivas.
Pero
esta vez no le pidas permiso a nadie.
A nadie.
Teresa Iturriaga Osa
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