Wednesday, December 8, 2021

 

POESÍA, MÚSICA, DANZA...

O EL PODER DEL HARA


Para mí la danza es el arte de vivir en armonía con todas las facetas que nos componen, mente, corazón y cuerpo. La danza no se reduce a una técnica que mejora con esfuerzo el talento natural del individuo, su sentido es poner el alma en movimiento. El milagro de levantarse y andar. Un sabio dijo que, al danzar, no somos simple materia, sino “forma que se insinúa en ella como una onda”. Ciertamente, hoy en día, estas palabras suenan extrañas, no es fácil entender este lenguaje en un mundo tan comercial como el que vivimos. Respiramos cada vez más solos en medio de un páramo poblado de gentes ausentes de sí mismas y buscar el abrigo del alma nos obliga a volvernos un poco niños, un poco locos... Pero el arte nos hace libres. Bailar, bailar, bailar. Y cuando se encuentran en esa dimensión, la danza y la escritura se reconocen en un mismo soplo y en una misma caligrafía. Recuerdo que hace unos años, conocí a la escritora Soledad Puértolas en su librería-café de la calle Apodaca en Madrid y le expliqué estos sentires. Me había llevado hasta allí su hermana Ana, la gran pionera del periodismo de viajes en España; y, claro, me invitó al rioja que fue el culpable de mi desvarío de aquella tarde de invierno. Entre otras cosas, le conté que acababa de hacer un curso de danza del vientre en Lisboa bajo la dirección de Claudia Cenci, una belleza de mujer. Se interesó por sus clases en la capital. Al punto, yo me levanté de la silla muy inspirada y, sin pensarlo dos veces, le tracé un arabesco: “es así de fácil, las dos plantas apoyadas, las rodillas un poco flexionadas y la cadera que va siguiendo el dibujo de un ocho en el suelo, ¿lo ves? Tan sencillo como esto... y escribir, bueno, ¿no es eso mismo?, ¿no hay que bordear con el poder del hara suavemente el infinito?”. Inténtenlo.


Teresa Iturriaga Osa


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